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La Gran Tenochtitlan fue una ciudad sobre el agua

con avanzadas tecnologías para controlar sus niveles y reciclar sus desechos.

Así fue de notable el respeto por la naturaleza.

Pero con la violenta llegada de la cultura europea, la situación cambió.

El conocimiento profundo, el manejo adecuado y el

dominio integral que tenían nuestros antepasados sobre el agua,

nunca fueron entendidos por los hombres de a caballo… (Legorreta 1997)

 

Solo el silencio de la mar se esparcía por los rincones del universo, ausentes se encontraban las aves y las mariposas, las flores y sus aromas, vacío el firmamento de sus sutiles destellos, no vivía el hombre, solo las divinidades en su eterno aislamiento dialogaban su soledad, sin alegría vivían los creadores del todo y la nada, un dilema que debería de tener fin, fue de esta manera que los dioses decidieron crear la vida haciendo surgir las tierras de la profundidad del mar hasta formar los verdes valles, las colosales montañas y los apacibles montes depositarios de las cristalinas  y dulces aguas, surtidores de los manantiales, ríos y lagos,  fuentes de la vida terrenal.

En consecuencia de esta transformación filosófica surge Mexictli, el Lago de la Luna, el Axis Mundi, en una relación intrínseca entre lo divino, el hombre y el universo, bajo la premisa inalienable de que la naturaleza y sus criaturas existen en el tiempo-espacio mundano bajo procesos elaborados en el tiempo-espacio divino, interrelación indivisible donde se privilegia al hábitat y no al hombre como centro del universo, en un proceso de culturización de miles de años de los pueblos Mesoamericanos.

Analizando  el tema desde un punto científico observamos que inicia en el Mioceno medio con la formación de la Franja Volcánica Transmexicana, debido a la actividad vulcano-tectónica que hace elevar capas de la tierra a diversas alturas formando un paisaje de excelsitudes idílicas, que dan como resultado a la creación de los grandes lagos constituidos por los de Tzompanco, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco que en su conjunto forman la Cuenca del Anahuac.

Dentro de este ámbito lacustre se desarrolla una biosfera excepcional de gran diversidad, presidida por el sistema montano sustentador del néctar de la tierra, atl, el agua que fluye por sus interminables venas que se tornan en cantarines y alegres arroyuelos de impetuosas corrientes, los cuales tonificaban con sus nutrimentos a los bosques esmeraldinos, constituidos  principalmente de Pinos Pinus, de diversas especies y majestuosos oyameles, Abies religiosa (Kunth) Schltdl. & Cham., donde se resguarda elescurridizo venado cola blanca Odocoileus virginianus, Zimmermann, de su enigmático y sigiloso depredador el Puma Puma concolor L.. Cuesta abajo las desbordantes aguas bañan los territorios del huexolotl, guajolote silvestre Meleagris gallopavo L.bajo la sombra protectora de bosquecillos de encinos Quercus, donde  apaciblemente degustan de sus hojas y semillas entre el piar de las hembras y el glugluteo reclamo de los machos. Sin duda el bosque era un hábitat sin igual compartido por pequeñas especies entre las que podíamos encontrar al mítico tlacuache, ladrón y borrachín y jefe del mundo, al cacomixtle y al pequeño conejito zacatuche Romerolagus díazi, Ferrari-Pérez, deleite del ocotochtli, gato montes Lynx rufus, escuinapae (J. A. Allen) y del astuto coyote Canis latrans Say., bajo este panorama espléndido las aguas proseguían su imparable trayectoria con desenfado encanto hasta llegar a los lagos del Anahuac.

Reminiscencias de un pasado sin retorno, nos incita a ensoñar en un viaje  hacia el paraíso perdido del lago sagrado de Mexitlic, embarcados en una estrecha canoa de maderos corroídos por el tiempo, se desliza pausadamente sobre las verdiazules aguas del lago de la Luna,  que a su paso por las diáfanas aguas las segmentan en cuatrocientas mil partículas dejando atrás una cauda de diminutas escamas de argenta luminosidad que se diluyen prontamente en el horizonte.

Prosiguiendo nuestro viaje de etérea temporalidad, observamos en la lontananza a los ánsares en lúdico vuelo, para dirigirse a sus refugios nocturno en las orillas de los lagos del Anahuac, bajo el celeste manto de bermellones nubarrones, matizados de ocres colores y destellos platerescos, enmarcado por la cordillera azulina que rodea el escenario de ensueño con dejos de realidad.

Imaginar, es uno de los recursos primordiales para fortalecer el espíritu, ante los embates destructivos que sufre nuestro hogar, La Casa Azul, que se ve cada vez más amenazada por las tendencias consumistas de una  sociedad insaciable que no se preocupa por la devastación de las selvas y los bosques, las tierras y las aguas con tal de ver satisfechas sus vanidades, sin concebir  el valor que representa la desaparición del más minúsculo organismo en la cadena trófica que sustenta la vida y por ende al ser humano.

Esta tendencia se manifiesta evidentemente en el desecamiento paulatino de los últimos humedales de la Cuenca del Anahuac para usos no ambientales, lo que ha ocasionado la extinción masiva de flora y fauna única en el mundo, como lo ejemplifica el hecho de la desaparición de 14 especies de peces de las 15 que existían, de la que tan solo ha sobrevivido mexclapique, Girardinichthys viviparus, que ha logrado sobrevivir en condiciones extremas en las aguas mal tratadas del Lago Nabor Carrillo, especie clasificada en peligro de extinción, más ahora que se han modificado las condiciones del lago.

Irresponsablemente desecamos casi todos los Lagos y de esta forma logramos extinguir el pescado blanco iztacmichinen, y de paso a  innumerables especies que convivían en este hábitat inmejorable, ahora intenta sobrevivir en sus residuales ciénagas el  Axayácatl, al ras del agua, el insecto que produce la hueva denominada ahuautle, con deliciosa sabor a camarón, así mismo en una lucha denodada contra la adversidad el hombre protege en laboratorios al Axolotl Ambystoma mexicanum, Shaw & Nodder, la deidad de advocación planetaria  que se niega a morir, Venus,  la estrella vespertina, el dios que guía al sol hacia el inframundo. Si este panorama desalentador no nos conmueve, que sería no volver a ver volar en armónica celeste al pato mexicano, Anas platyrhynchos diaziy al pato real mexicano, Cairina moschata, especies de aves mexicanas únicas en el mundo, que corren el peligro eminente de desaparecer y junto con estas hermosas aves dejaríamos  de observar también las correrías playeras del grácil Chichicuilote.

Este gran embate en contra de la fauna se refleja sobre manera también en la flora que ha sucumbido inmisericorde ante la mano talante de los depredadores humanos que han borrado casi por completo la vegetación de los montes, las llanuras y de  las de riveras lo que en otrora fue un lago de ensueño, y en su paso se fueron las plantas acuáticas y subacuáticas. Ahora solo quedan reductos de los inmensos  tulares de Scirpus lacustris (L.) Typha angustifolia (L.), que subsisten en los canales de aguas negras que surten las ciénagas pero si nos preguntamos ¿ donde se encuentran el diminuto  chichicastle, lentejillas de agua, Lemma pp. y Azolla spp., que dotaba de alimentos a muchas especies de aves?, no lo sabemos, y de igual forma le sucede a la papa agua Acuitlacpalli, Sagittaria macrophylla,Zucc., planta comestible para los pobladores oriundos de sus riveras.

Seria interminable describir todo el daño ecológico que hemos ocasionado a una de las regiones naturales más hermosas del mundo, la desaparición por completo de este sistema traería consecuencias funestas para la vida en general en su labor de regulador del clima y resguardo de los últimos reductos de flora y fauna, pero sin duda lo que debemos tener presente que su desaparición borraría por completo el origen mítico y existencial de un país que fue creado en el centro del universo.

Despreciar nuestra historia traería en consecuencia ser un pueblo sin futuro ni memoria, un árbol sin raíces

 

 Ve ahí donde enterraste el corazón de Copil y vas a ver un águila devorando una serpiente, porque en tanto que dure el mundo, no acabará, no terminará la gloria, la fama de México-Tenochtitlan. Encarnación del Mito Azteca: Miguel León Portilla