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TEPOZTECATL – EL AHUEHUETE DE AXITLA

UNA HISTORIA COMPARTIDA

 

El Ahuehuete de Axitla es una aventura inimaginable, una ventana a la historia de un pasado remoto bajo el dosel ideológico del pensamiento  Mesoamericano, una forma diferente de ver la relación del hombre y la naturaleza de los pueblos primigenios.

Ideología impregnada de las reminiscencias culturales del Mayab, la reconstrucción del universo con el primer árbol cósmico Yaxche, la Ceiba sagrada, el  Axis Mundi, la senda de la armonía sustentable en su interrelación con el cosmos infinito.

Esta aventura se presenta en un escenario magnífico la cordillera de Tepoztlan enclavada en la parte norte de la Sierra Madre del Sur de la Faja Volcánica Trans-Mexicana, espacio  espectacularmente hermoso con sus montañas construidas por las acciones geológicas vulcano-tectónica-sedimentarias y configuradas por los elementos naturales del agua y el viento, creaciones escultóricas únicas de ocres tierras matizadas de bronceadas ramazones y áureos pastizales, tapizadas de verdes follajes figurando acuosas esmeraldas.

Esta acontecimiento histórica tiene como protagonista al legendario Tepoztecatl el hombre-dios, dirigente-guerrero, un personaje multidimensional y al Ahuehuete de Axitla localizado en la parte baja de la cañada queda  acceso al altepetl ceremonial deTepoztlan el recinto consagrado Ometochtli-Tepoztecatl  el dios del pulque, la fecundidad y la cosecha, centenario árbol que ha sobrevivido a los avatares del tiempo bajo la tutela de la montaña de Tlahuiltepec que le brinda protección y sustento hídrico de cristalinas incólumes aguas que brotan al pie de sus esplendorosas raíces, liquido vital que nace del manantial de Axitla, «el ombligo del agua» la matriz acuática de la vida, Axitla expresión ancestral envuelta en un misticismo olvidado atreves de los tiempos, una concepción abstracta que nos aventuraríamos a definir como el Axis mundi del agua.

 

AHUEHUETE DE AXITLA

 

El escenario histórico de la región se suscribe a un panorama multicultural inédito partiendo del establecimiento  de la mítica Tamoanchan en estas tierras morelenses  y de las sucesivas intervenciones de pueblos notables como: olmecas, mayas, teotihuacanos, mixteco zapotecas, toltecas y chichimecas.

Adicionándose nuevos conceptos filosóficos en el devenir del tiempo como el de los Xochimilcas que trasponen el horizonte montañoso para conquistar las sureñas tierras del Quauhnahuac habitada por Tlahuicas «los que amasan la tierra» o los pjiekakjo en lengua otomangue «lo que yo soy, o lo que yo hablo», para imponer nuevas filosofías traídas desde el legendario Aztlan (el lugar de las garzas blancas).

En  esta  secuencia histórica ahora les corresponderá a pueblo mexica ser los protagonistas de los cambios, ya instalados como pueblo dominante región del Anahuac traspasan sus fronteras hacia el Valle de Quauhnahuac conducidos por su  líder el Tlatuani Ahuizotl, «el espinoso del agua », el animal quimérico que devora a los hombres que se atreven  a profanar sus dominios en las profundidades de los lagos del Anahuac, terrorífica leyenda apersonada probablemente a una nutria ya desaparecida  de los inexistentes lagos de la ciudad de México, ellos serán los actores de la historia hasta la llegada de los conquistadores de la espada y la cruz.

AHUIZOTL

 

 Intemporalidad de Tepoztecatl

El conocimiento de la figura Tepoztecatl se remonta a los albores de Tamoanchan, un ser fascinantes  dentro de la cosmogonía Mesoamericana.

Bajo la tutela de esta ideología se presenta el intemporal Tepoztecatl  «el Dios del Pulque»,  encumbrado en el cráter  del volcán Chichinautzinse unirá MayaueI y Patecatllos hacedores de perforar el Maguey para recibir el dulce aguamiel y de agregar las raíces para su fermentación, así mismo los acompañara el dios Ome Tochtli «dos conejo» y varios personajes importantes de la región , todos unidos alrededor del pletórico desbordante  cráter repleto de néctares divinos, así luce Popozontepetlo «montaña que hierve», donde todos al unísono disfrutan las delicias de la bebida sagrada en el marco de un paisaje cósmico sin igual.

Del Tepoztecatl cosmogónico nos trasladaremos al héroe épico, Ehecacone «el hijo del viento o del jade», el nacido en el manantial de Axitla al pie del frondoso Ahuehuete, el niño desestimado por su sagrada procreación, despreciado por sus abuelos y arrojado a las hormigas y al maguey para su muerte, sin embargo con los atributos que le da la naturaleza,  las hormigas  lo alimentan y el maguey deja caer pequeñas gotitas de néctar  en su boca  para sustentarlo.

Al regresar los abuelos y encontrar al pequeño Tepoztecatl con vida enfurecen y lo arrojan a las obscuras aguas del río Atongo  para su inminente muerte, sin embargo no contaban que su padre Ehecatl lo conduciría sin peligro a un tranquilo remanso donde lo encontraría una humilde pareja que lo arropo y cuido para convertirlo en un joven audaz.

Sin embargo la desdicha  se cierne sobre los comunidad y en particular sobre Tepoztecatl, han llegado los mensajeros de Xochicalcatl a cobrar el tributo de hombres para ser sacrificados ante el gran monstruo, entre las personas seleccionadas esta su padre adoptivo, sin dudarlo el joven Tepoztecatl toma su lugar  y predice que saldrá vencedor se esta contienda.    

De esta forma Tepoztecatl se enfrenta nuevamente a la muerte pero con la determinación inquebrantable de salir victorioso.  De inmediato es presentado ante la gran serpiente   Xochicalcatl que lo envía prontamente a ser cocinado, sin embargo el joven virtuoso se transforma en diversos animales como: tochtli «conejo», mazatl «venado», ocelotl «jaguar», evitando ser cocinado, de esta forma la ansiosa  serpiente lo devora vivo y así de esta manera tiene la oportunidad de introducirse a las entrañas de la bestia y con sus filosas navajas de obsidiana destroza al mounstro para salir victoriosos de esta epopeya.

Triunfante de regreso a su Altepetl, pasa por Quauhnahuac, donde se llevaba   a cabo una gran fiesta en honor al héroe vencedor del monstruo  tirano de Xochicalco, el presenta con sus andrajosas ropas y es despedido de inmediato , sin embargo más tarde regresa ataviado con sus mejores galas y es recibido con innumerables manjares los que el embarra de inmediato en sus ropas y pregona que valen más su indumentaria que el vencedor de la serpiente que los tenia sometidos.

Sin meditarlo toma los instrumentos musicales con los que alegraban el festejo, y sale huyendo hacia la cumbre de sus montañas protectoras, tras de él lo siguen los indignados  Tlahuicas que detiene su andar al observar una inmensa barranca intraspasable que había formado Tepoztecatl con sus orines, en las alturas observa su fracaso de su enemigo con una sonrisa en los labios.

Una de las temporalidades de Tepoztecatl que han causado más controversias, es la de su rendición al catolicismo cuando llegan los conquistadores de la espada y la cruz.

Su conversión se sustenta bajo varios paradigmas que nos dan una visión amplia del contexto en que se desarrollaron estos los acontecimientos. A principios del virreinato en México se desató  un campaña de terror por parte del inquisidor y conquistador de la fe,  el arzobispo Fray Juan de Zumárraga, que llevo en su haber 34 acusaciones de abuso contra indígenas, destacando la inmoralidad el de quemar vivo en la Plaza Mayor de la Ciudad de México al  señor de Texcoco, Carlos Ometochtzin hijo del ilustre Netzahualpilli .

Siniestros augurios se ciernen sobre la región Tepoztlan, ha llegado el joven misionero Fray Domingo de la Anunciación, cuya carta de presentación fue derribar efigié del Dios Ome Tochtlique se encontraba coronando el altepetl en la montaña de Tlahuiltepec, despeñando el colosal monolito  hasta el fondo de la barranca,  terminando de esta manera con el lugar sagrado de peregrinación para múltiples pueblos oriundos de lejanas tierras  como Chiapas y Guatemala.

Aterradoras circunstancias se les presenta a los pueblos originarios  y sin duda para el propio Tepoztecatlla disyuntiva es sucumbir ante el acoso de la espada y la cruz o someterse a los conquistadores.

Bajo este panorama terrorífico Tepoztecatl es bautizado el 8 de septiembre de 1532 con las aguas del manantial que se encuentra en la base de la cañada que conduce al altepetl Ome Tochtli, bajo el ramaje observante del  Ahuehuete de Axitla

Poco después de estos acontecimientos Ehecacone, el hijo del viento o del jade, el nacido en el manantial de Axitla al pie del frondoso Ahuehuete, se desvanece entre las montañas, ahora solo se escucha en la lejanía el retumbar del teponaztli, sonidos del viento que cruzan las montañas de Tepoztlan.

Sin duda el Ahuehuete de Axitla el testigo de la historia por centenares de años sufre ahora los avatares de las modernas  filosofías. Ya no es un árbol sagrado, ahora es el objeto de la buena suerte para tomarse la selfie, es el paso para subir a la pirámide, es el sostén para amarrar las lonas de los expendios de alimentos y bebidas, es el deposito de basura, es el paso de agua contaminada, es sin duda una tristeza ver al histórico coloso natural en estas condiciones.