«Señorío de la Cuetlaxochitl»
El territorio donde nos aguarda la Cuetlaxochitl en estado silvestre, (Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzsch), se encuentra enclavada sobre la Sierra Madre del Sur, perteneciente a la Sierra de Taxco, dentro de las cañadas de Memetla y del Santo Niño, de la comunidad de Tehuilotepec, del Municipio de Taxco de Alarcón, Guerrero, a una altura que varia entre los 1,700 a 1,500 s. n. m., bajo la tesitura del bosque tropical caducifolio y un clima semicálido, subhúmedo con lluvias en verano, libre de heladas, componentes importantes para el desarrollo de la Flor de Nochebuena.
La descripción de la región que nos conduce al señorío de la Cuetlaxochitl, es realmente un suceso seductor, que implica narrarlo con gusto, ya que cuenta con un sin fin de detalles interesantes, debido mucho a esto por la ruta seguida para encontrarlo, entre senderos escarpados y serpenteantes no definidos, bordeando la serranía por trayectos cubiertas de roca caliza y abundante vegetación, este es el mudo de la “Doncella dormida”.
Iniciamos nuestro camino bajo un celaje gris intangible que arropa nuestro cuerpo, el rostro se colma de innumerables gotitas de agua, que seductoramente se introducen por las comisuras de nuestros labios, para deleitarnos del néctar matinal que nos suministra la naturaleza; los primeros destellos de luz despuntan a la lejanía, el contorno de la serranía se delimita con la aurora inminente, conforme pasa el tiempo el sol traspone la cordillera, iluminando en plenitud el paisaje circundante, dejándose ver las riquezas atesoradas durante la noche y es así, que de un momento a otro, surgen inadvertidos árboles revestidos de coloridas tillandsias, bromelias y olvidadas orquídeas, helechos que se aferran a la húmedas de las rocas, hongos que se descubren tímidamente dentro de la hojarasca y flores multicolores, rojas, amarillas, azules, chicas, grandes, en racimo o solitarias, una muestra de lo que ocultaba la obscuridad y que la luminosidad del amanecer transformo en belleza, mostrando una visión nueva del medio que nos rodea.
La humedad que envolvía nuestro cuerpo se fue diluyendo, dando paso a los rayos solares, que eran tamizados por la fronda de los grandes árboles como el de amate prieto, (Ficus goldmanii,) que extiende sus robusta raíces, pretendiendo dominar el suelo que lo sustenta o en su caso el vanidoso amate amarillo (F. petiolari), que muestra su serpenteante tallo amarillo verdoso encumbrando los acantilados y de esta manera exhibir en las alturas su follaje esmeraldino.
Y es de esta manera que seguimos nuestro inimaginado sendero, donde se presenta la atractiva y hostil la ortiga (Cnidoscolus tubulosus Muell. et Arg., I.M. Johnston), de flores blancas, hojas grandes con infinidad de agudos piquitos que muestran su agresividad, pero dentro de este antagonismo desafiante, nos admira su generosidad como planta medicinal, en la cura de hemorragias provocadas por contusiones y si nos pareciera fuera de lógica sus delicadas flores son un deleite gastronómico, y si de plantas comestibles hablamos, no podíamos dejar fuera a la (Jacaratia mexicana, A. DC.), que nos ofrece su fruto denominado Bonete o Cuaguayote, “árbol de calabazas”, que brinda un sin número de alternativas culinarias, entre ellas la sopa elaborada con frutos tiernos y se encuentran maduros son buenos para elaborar dulces o conservas, la pulpa es excelente para elaborar una refrescante agua y no se diga de sus semillas tostadas listas para la botana y si nos faltara algo indicaremos que su cascara hervida es buena contra el piquete de alacrán, bueno que más podremos decir de una planta con tantas opciones le proporciona la naturaleza.
El solo caminar por este reducto de la bosque tropical caducifolio, nos muestra la diversidad que existe en este ecosistema, sin mencionar más allá de las maravillas con que cuenta México, de esta forma proseguimos nuestra aventura por este bosque colmado de sorpresas y es así como, encontramos a otra planta con características especiales que es el venenillo o Yoyote, yoyotli, como en algunas otra regiones de nuestro país es conocida la (Thevetia thevetioides (Kunth) Schum.,) con propiedades anticonceptivas y terapéuticas para aliviar luxaciones de los huesos, sus frutos son muy tóxicos, pero no importando los peligros son colectados para obtener las semillas y elaborar las “polainas de danzante”, utilizadas principalmente para la Danzas de los Concheros, espectáculo ofrecido comúnmente en el centro del país, pero su cualidades no se restringe a lo antes descrito, sino que conquista el ámbito ornamental de la jardinería, debido a sus flores tubulares amarillo-lumínico, las cuales crecen en ramilletes contrastando con el verdor intenso de su follaje.
Bajo la calidez del mediodía prosigue nuestro andar, colmado de estímulos externos, sensaciones aromáticas que bajan de la serranía, atraídas por los colores del viento, en ondulaciones de suaves sonidos interpretados por aves canoras y de los titilantes arroyos de traviesas aguas que discurren entre las sinuosas barrancas , nuestra mirada se deleita con diminutas flores o nos previene de afiladas espinas de la uña de gato (Mimosa migra L.), una planta invasora que ha conquistado muchos países, convirtiéndose en un problema sin solución, esté es el bosque tropical caducifolio, un entorno complejo y atractivo que en su seno resguarda a la Familia de las Euphorbiaceae, como el (Ricinos communis L.) planta exótica de semillas altamente venenosa, de donde se extrae el aceite de ricino o de castor, que se utiliza como medicinal, de las Euphorbias mexicanas tenemos a, (E. heterophylla L., E. cyathophora M., E. lasiocarpa Klotzsch), que cuentan con poder ornamental y sin lugar a dudas la doncella de la región la (Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzsch), la legendaria Cuetlaxochitl, propósito de nuestra incursión al mundo de las barrancas de Tehuilotepec.»
Sin lugar a dudas el recorrido por las Cañada de Tehuilotepec, es una agradable experiencia, que nos permite el contacto intimo con la naturaleza y en forma especial con la flor silvestre de Nochebuena, pero en lo particular quiero destacar que allegada a la Cuetlaxochitl se encuentra un arbusto que se cubre de flores blancas como margaritas, denominada Santa teresa o teresita (Montanoa bipinnatifida (Kunth) K. Koch.), que comparten el periodo de floración, ofreciendo a la vista un atractivo contraste de formas y colores; a esta planta denominada Santa Teresita, siempre la conocí como Margarita Cubana, esto se debe a que hace aproximadamente medio siglo mi padre recolecto una planta de algún lugar desconocido y la nombro como Margarita Cubana, sembrándola en la Exposición Permanente de Floricultura en los Viveros de Coyoacán, la cual aún existe y florece cada año al inicio del otoño.
El patrimonio florístico que nos ofrecen las Barrancas de Tehuilotepec, es una responsabilidad ineludible de los mexicanos, por el valor cultural que representa para México, por ser el origen de la flor símbolo “Emblemático de la Paz y la Armonía Universal», y este compromiso se magnifica para el municipio de Taxco, por ser el origen histórico y cultural de la “Doncella dormida”, la ancestral Cuetlaxochitl y como un bien cultural mundial por los antecedentes históricos que le anteceden a esta flor.
Es así como de esta manera tan peculiar termina nuestra expedición con el fin colectar esquejes de (Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzsch), para el proyecto “ Taxco se Viste de Rojo ”, para su reproducción controlada en invernadero y posteriormente reintroducirla a su hábitat ancestral, para que este acerbo cultural no desaparezca de la región de Taxco.
Esta reproducción asistida de la Cuetlaxochitl es realizada bajo la supervisión de la Bióloga Mónica Laura Pérez Nicolás del Proyecto Taxco se Viste de Rojo, auspiciado por Casa Grande de Taxco, perteneciente a la Minera México.
Líder del Proyecto Taxco se Viste de Rojo
Cuauhtemoc Alejandro de la Peña García