Profa. Elia Núñez Barbosa
Directora Casa de la Cultura Ciudad Mendoza, Veracruz
Secretaria Técnica Asociación Mexicana del Ahuehuete A.C.
Miembro del Colectivo Viejos del Agua
Yo, al igual que muchísimas personas de la región central del estado de Veracruz, aprendí a nadar en las frescas aguas del Río Blanco y durante muchos veranos, en reunión con la familia, tuve la fortuna de comer bajo la protectora sombra de los ahuehuetes que se encuentran en su rivera.
Esta concentración de ahuehuetes han sido testigos de los sueños, ilusiones y esperanzas de nuestros padres y abuelos, forman parte intrínseca de nuestra identidad y cohesionan nuestro profundo sentimiento de pertenencia.
A partir de los años sesentas del siglo pasado, nuestra relación con este río y este bosque se quebranto. Lenta pero inexorablemente fuimos invadiendo sus márgenes y, sin decoro, descargamos nuestros desechos en sus otrora cristalinas aguas, desde hace más de 50 años estamos envenenando sus aguas, destruyendo su fauna y rompiendo el frágil equilibrio ecológico de este extraordinario ecosistema.
Cuando niña se escuchaba con insistencia del ahuehuete que lloraba, aquel que estaba por el tradicional barrio de los cuartos y desde ahí dicen se podía escuchar el lánguido lamento del bollero encantado y es que el ahuehuete, coloso centenario, es propicio para gestar mitos y leyendas. Los ahuehuete son sinónimo de misterios, uno de ellos es que aún no conocemos, a ciencia cierta, a quien perteneció la mano bienhechora que sembró este importante referente natural.
Estos añejos viejos del agua han sido testigos de nuestros devenir histórico: vieron llegar a nuestros padres y abuelos para enrolarse en las fabricas textiles, vieron correr la sangre en el movimiento obrero y el de la revolución, conocieron las guerras intestinas de los sindicatos de la industria textil y vieron el desarrollo de los pueblos rivereños, en suma, han sido y serán mudos testigos de las tristezas, las alegrías y esperanzas de nuestros padres pero también de nuestros hijos.
Como decía el buen Gabo, nunca es tarde para creer en una utopía, una nueva y arrasadora utopía que nos permita recuperar lo que es nuestro a lo que pertenecemos … este río y este bosque de vida … recobremos un bosque limpio y sano que nos legaron nuestros ancestros.
El colectivo Los viejos del agua al que pertenezco, está integrado por los grupos Coatí, EcoArte y la Casa de Cultura de Ciudad Mendoza que me honro presidir, nos hemos comprometido a organizar a la sociedad civil de la región, a continuar con las labores de limpieza, reforestación que iniciamos desde hace algunos años, a realizar festivales en los municipios vecinos y nos comprometimos, a visitar a los centros escolares de la región con el afán último de dar conocer y revalorar este insólito bosque que forma parte de nosotros.
No sé, reitero, dé quien ni desde cuando hemos recibido este preciado legado, lo que si sé es que nosotros, los hijos de este patrimonio natural, tenemos un sueño: conservar este río y ese bosque para entregarlo a nuestros hijos y nietos como lo recibimos, limpio y sano.
Nuestro entusiasmo, por grande que este sea, no es suficiente; requerimos de todos ustedes que han destinado su vida a mejorar y preservar los bosques, dirijan su mirada solidaria a este lugar y que nos ayuden a diseñar medidas que les permitan devolver la salud de este bosque de ahuehuetes, la solución no puede ser fraccionaria sino que debe involucrar a todos, gobierno y gobernados.
Recobremos los sueños rotos ayudando a este ético proyecto a recuperar un bosque que, es el único en el estado de Veracruz, a ustedes que son una sociedad que entiende la importancia de ser amigables con la naturaleza les solicitamos su ayuda para que esta región del paisaje imperecedero de grandes montañas, donde enseñorea el aire puro y libertario pueda conservarse pleno y firme su bosque de ahuehuetes